EL FRACASO QUE NO HA SUPERADO CUBA

Carlos Serpa Maceira
Periodista Independiente
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La Habana, 20 de junio.- El drástico recorte en un 6 por ciento del presupuesto para el 2009 de los organismos regionales y los sectores más importantes de la economía en Cuba patentiza que el fracaso económico de la isla pica y se extiende.

El ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo, aseguró recientemente que el crecimiento económico del 6 por ciento que se planteó la nación cubana para el 2009 “no se va a lograr”, y que ahora se espera un 2.4 o 2.5 por ciento”.

La caída de los ingresos por exportaciones de productos como el níquel y los servicios de turismo ha limitado notoriamente los ingresos en moneda dura del archipiélago cubano. Por lo que la liquidez en moneda dura de la economía está recibiendo un negativo impacto. Se suma la reducción de algunos alimentos que el Estado vende a través de la libreta de racionamiento, como los frijoles, chícharos y la sal.

Se han reajustados los servicios públicos de transporte con recortes de horarios y rutas. También reajustes en los planes de construcción de viviendas, así como en la recuperación del medio millón de casas dañadas por los ciclones Gustav, Ike y Paloma en el 2008. Por otra parte el Gobierno impulsa un conjunto de medidas para mermar el gasto en energía y combustible.

A lo largo y ancho de Cuba entidades y empresas estatales han sido sancionadas con el corte del servicio eléctrico. El plan de ahorro, para el cual el régimen comunista no ha fijado un límite de tiempo, exige que el Sector Estatal debe reducir su gasto energético en un 12 % respeto a los primeros meses del año.

Autoridades y los medios de comunicación, todos bajo el control del Partido Comunista de Cuba han advertido a los responsables de entidades y empresas estatales que recibirán severas sanciones si no cumplen los planes de ahorro. Por otra parte, el Plan de Ahorro ha empeorado las condiciones de los trabajadores: pasillos a oscuras, turnos reestructurados, aires acondicionados apagados, así como vacaciones masivas en el verano son algunas de las medidas en la industria del hierro y del acero.

Cuba recibe de Venezuela cerca de 100,000 barriles de crudo cada día, en condiciones preferentes. Durante su viaje a Argelia en 1965, el guerrillero cubano–argentino, Ernesto “che”Guevara, que sustituyó a Felipe Pazos, como Presidente del Banco Nacional de Cuba, le preguntaron por el fracaso económico de la isla y afirmó: “nos equivocamos, pero seguiremos experimentando hasta que aprendamos”. Desde mi óptica, el aprendizaje citado por Guevara ha ocasionado a Cuba el fracaso económico más grande de toda la América Latina.

El régimen comunista le ha restado importancia a los logros económicos cosechados por la Mayor de las Antillas antes de 1959. Desde 1923 a 1958, Cuba tuvo un crecimiento positivo en el Producto Interno Bruto (P.I.B.) contando en 1959 con una reserva monetaria de $287 millones del International Monetary Fung en 1960.

Dicha cifra equivaldría ajustada por el cambio en el índice de inflación, a $307 millones de dólares del 2000. Estadísticas de World Bank en 1980 reflejaron que en el primer período de 1960-1979, la isla fue la única de América Latina con un crecimiento negativo del (P.I.B.). En los años 1990-2000 el promedio anual del (P.I.B.) fue de 1.9 % ocupando el penúltimo peldaño entre las naciones latinoamericanas, superando solamente a Haití.

El (P.I.B.) hubiese tenido un crecimiento positivo si el castrismo no estuviera rigiendo los destinos de los cubanos, llevándolos a un callejón sin salida durante medio siglo. La diferencia entre los resultados de la etapa republicana y el actual, según se le puede atribuir a los nefastos efectos que ha padecido la economía cubana, debido a la mala administración estatal.

“El pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios”, sentenció el Apóstol de la Independencia de Cuba, José Martí. Que nadie se llame al engaño, el fracaso económico que la isla no ha podido superar, crea un escenario propicio para que los cubanos se coloquen sobre pilares más fuertes, en pro de la dignidad y el bienestar de todos. Unicamente así se podrá salir de la gama de calamidades que han causado laceraciones de vital importancia en la vida del cubano.